Técnica del Picado: punzón y almohadilla


     El tiempo en el aula da mucho de sí. Los cambios de actividades y de ritmo son constantes para mantener la atención de los niños/as. Dejarles también libremente desarrollar una actividad les relaja y da autonomía. Y uno de los momentos que más les  gusta es utilizar el punzón y la almohadilla. Es una actividad que estimula el desarrollo de la habilidad ocular- manual, ya que le exigen coordinación y delicadeza de movimientos para perforar el papel.




Mientras algunos realizan unas tareas, otro grupo de niños/as ha desarrollado un día más esta actividad que se observa y que les proporciona seguridad, control de emociones, firmeza y atención. Ya han perfeccionado mucho la técnica del picado gracias a que van cogiendo correctamente el punzón, puesto que es un elemento similar al lápiz y la forma de utilizarlo es la misma sólo que los resultados son diferentes. 

     Hemos observado que esta actividad les motiva mucho por el solo acto de perforar el papel y además por la textura que produce la perforación y las figuras creadas, produciendo sorpresa para ellos, puesto que lo que se pica por un lado saldrá por el otro lado y esto les resulta novedoso y mágico.

      La utilización frecuente y progresiva de esta técnica facilitará el manejo del lápiz y dará mayor seguridad cuando vaya a escribir o hacer trazos específicos. Por ello, tiene un gran valor aprender a tomar el punzón de manera adecuada, ya que requiere de atención y coordinación manual para que, posteriormente, los puntos perforados no queden dispersos entre sí, sino que guarden una distancia semejante y se conserve la figura seleccionada.

       Por lo tanto, el picado constituye un ejercicio fundamental de entrenamiento psicomotor; no sólo inhibe los movimientos manuales que se deben restringir, sino que también actúa sobre la estabilidad de la atención y de la conducta.



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